La utilización de nuevos tratamientos y nuevas tecnologías diagnósticas no siempre beneficia a los pacientes. Los intereses económicos, los condicionantes culturales o la presión social son factores que inducen a una excesiva utilización de prestaciones sanitarias y a un incremento continuo de unas expectativas ciudadanas que el sistema sanitario no será capaz e satisfacer. Además, no se presta suficiente atención al equilibrio del medio ambiente y a la integridad de los ecosistemas.
Una medicina sobria supone saber actuar de manera moderada, escencial y gradual, utilizando correctamente los recuersos disponibles y evitando el derroche. Una medicina sobria respeta el medio ambiente y protege los ecosistemas.
Slow Medicine sabe que hacer más no significa hacer mejor.